Diario de un pulpo: Día 11

Estas noches... En fin, lo que pasa en Las Vegas, se queda en Las Vegas, así que bye, bye Las Vegas Jiji.


Hoy tocó madrugón (a las 4 a.m están puestas las calles?), para volar al Gran Cañón del Colorado.


Una vez allí, solo puedo poner una pega, una abeja me picó en la punta de mi tercer tentáculo, todo lo demás es impresionante, alucinante, increíble y todos los sinónimos que se os ocurran.
Desde asomarse al borde del precipicio...


...a volar dentro del cañón en helicóptero...


...a aterrizar casi al nivel del río.


Pero todo lo bueno se acaba, así que emprendimos camino a Los Ángeles, parando por el camino en Cálico, un pueblo fantasma que durante la fiebre del oro llegó a tener varios miles de habitantes.


Una vez en L. A. no pude resistirme a visitar Holliwood Boulevard


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